Estamos en esa semana-portal de solsticio en la que los humanos hemos celebrado al Sol por cientos de miles de años, y que marca la mitad del año Gregoriano. En mi propia métrica personal significa 6 meses desde que comencé a escribir en este Substack.
Uff. Ni sé cómo llegamos aquí.
Desde que volví de mi viaje en el silencio de las montañas, me he sentido excesivamente abrumada por el ruido en todas partes. No solo el ruido físico de la ciudad, sino el ruido en redes sociales, en las noticias, en el discurso popular. Hay demasiado ruido y si tengo acceso al ruido a toda hora entonces no puedo escuchar mi propia voz ni mis propios pensamientos. Ahí es cuando sé que es momento de ponerme tapones en los oídos y mirar hacia adentro.
Esta vez, ponerme esos tapones se vio como eliminar todas las aplicaciones de mi celular por algún tiempo indefinido y revisar mi diario del 2025 desde el comienzo, para acordarme de cómo es mi propia voz. Ahí me encontré con esta nota que escribí el 1 de Enero:
No sé qué va a pasar este año pero entro a él con el corazón abierto (y un poquito de dolor de rodilla).
Me siento como en una especie de cumbre, pero no una tan alta. Como si tuviera la certeza de que me quedan algunas otras por subir, pero no de una manera ambiciosa ni dramática ni cinematográfica. Estoy acá, y estoy bien. Tengo amor, tengo pulmones y patas. Tengo dos angelitos de la guarda en forma de perros. Tengo sueños y miedos, y ganas de seguir caminando, a ver qué me consigo por el camino.
El día de hoy no siento muchas ambiciones de ser ni hacer —y sé que eso puede cambiar— pero me parece importante sentarme con esta conformidad absoluta de lo que es. No estoy haciendo muchísimo dinero ni estoy persiguiendo un título ni grandes negocios ni proyectos complejos. Estoy existiendo y viviendo y respirando y caminando y eso es más que suficiente para sentirme plena y satisfecha en esta vida.
Gracias, yo del 1 de Enero de 2025, por recordarme lo más importante que hay que recordar. Sobre todo cuando el ruido externo está insoportable y los posts de ‘‘No es tarde para retomar tus metas del 2025’’ están rampantes.
Si queremos hablar de logros, el reconocerme en los ciclos de la naturaleza es posiblemente el más grande. Cultivar una práctica de atención con nuestras mentes y pausa con nuestros cuerpos —activamente en relación a las mentes y cuerpos de los otros seres con los que compartimos el mundo— es el único logro en el que estoy interesada por el momento. El logro de la pregunta inquisitiva, de los tiempos alternativos, del moho que crece en las sombras de la pila de compost. El logro que no es trofeo sino grieta, hueco, ruptura.
Cuando decidí crear este Substack, no tenía pensado un nombre así que le puse mi nombre de persona natural. No estaba segura de en qué se iba a convertir y no quise limitarlo a un nombre precipitadamente. Siempre pensé que ese nombre llegaría en algún punto inesperado como un destello de claridad, una idea brillante, una sincronicidad mística del universo. O anunciado por el Arcángel Gabriel como el embarazo de la Virgen María. Pero un día simple y mundanamente me di cuenta de que la frase que tenía en mi biografía de instagram desde hace mucho tiempo (y a la que nunca le di mucha importancia), Animalito Curioso, era exactamente como debía llamarse. El nombre que tanto anhelaba se me revelara en un sueño profético ya estaba ahíy yo solo no le había prestado atención.
Recuerdo que por mucho tiempo, la frase que tenía en mi biografía de Instagram era: Caminando hacia el sol. Y ojo, no quiero decir que las biografías de Instagram sean importantísimas ni nada por el estilo, pero estoy tratando de llegar a un punto aquí… ténganme paciencia.
En esa época estaba desaprendiendo muchas cosas —básicamente todo lo que alguna vez me enseñaron—, y mi manera de navegar la compleja investigación de lo que serían mis propias verdades, era pensar que había una luz al final del túnel. Es decir, el camino puede volverse maluco o confuso, pero al menos el destino final es el Sol. Y eso me daba consuelo. No porque el Sol sea un paraíso iluminado donde no hay oscuridad, sino porque de ahí venimos, y ahí es a donde nos vamos a devolver. Es una llegada entrópica a nuestra fuente.
Ahora el camino se siente diferente. O mejor dicho: quiero caminarlo diferente. Ya no me interesa mucho el destino ni la llegada sino el camino per se. Cuando subo una montaña, quiero que mi atención esté en oler las flores y tocar los musgos que me encuentro por el camino y no en cuánto me falta para llegar a la cima. Cuando tengo una pregunta, no busco desesperadamente una respuesta concreta sino que le hago espacio, me siento con ella, examino su contexto, la dejo transformarme y hacerme marcas de erosión así como las olas a los acantilados. Así mismo quiero abordar las partes culebreras, los baches, las grietas de la vida.
Mi visión de Animalito Curioso es un bichito indeterminado que se mete a chismosear todos los recovecos que se encuentra por el camino sin algún propósito más que el de observación e interrogación. Es un ser que se desplaza por las ranuras, que migra, que se cuestiona todo, que se hunde en las grietas y sale del otro lado. Que sabe habitar los jardines luminosos, pero también las fisuras sombrías. Quiero ser más Animalito Curioso que persona natural, y por eso nos estoy dando (a mí y a todos los seres que se expresan a través de mí y a los otros seres que nos leen) este espacio para explorar este mundo fracturado, cambiante, hermoso y espantoso, como animalitos curiosos en vez de humanos rígidos con nociones preconcebidas.
Probablemente, aquí consigamos más preguntas que respuestas, y tengamos que sentarnos con dolores, confusiones e incertidumbres. No piensen por un segundo que yo sé a dónde estamos yendo ni cómo se ve ni de qué forma vamos a poder existir ahí. Pero al menos, mientras transitemos este camino que es abismo, que es tronco caído, que es canoa sin remos, nunca van a faltar la poesía ni los rezos al Sol.
Que las preguntas sin respuesta te transformen como el viento dobla las palmeras,
OMG amo aprender de desaprender te extraño me fascina esta ventana para saber de ti
Mi profundo animalito curioso te amo tanto !!